En La fiesta del Chivo asistimos a un doble retorno. Mientras Urania Cabral visita a su padre en Santo Domingo, volvimos a 1961, cuando la capital dominicana todavía se llamaba Ciudad Trujillo. Allí un hombre que no suda, tiraniza a tres millones de personas sin saber que se gesta una maquiavélica transición a la democracia que dejará fuera al dictador, ya en su decadencia, y a su todopoderosa familia. Vargas Llosa relata el fin de una era, dando voz, entre otros personajes históricos, al impecable e implacable general Trujillo, apodado el Chivo, y al sosegado y hábil doctor Balaguer, que tras, la caída del dictador se convirtió en el sempiterno presidente de la República Dominicana. Un libro para no perder las raíces, que ha sido llevado al cine.
Fuente: BuscaLibre
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En La fiesta del Chivo asistimos a un doble retorno. Mientras Urania Cabral visita a su padre en Santo Domingo, volvimos a 1961, cuando la capital dominicana todavía se llamaba Ciudad Trujillo. Allí un hombre que no suda, tiraniza a tres millones de personas sin saber que se gesta una maquiavélica transición a la democracia que dejará fuera al dictador, ya en su decadencia, y a su todopoderosa familia. Vargas Llosa relata el fin de una era, dando voz, entre otros personajes históricos, al impecable e implacable general Trujillo, apodado el Chivo, y al sosegado y hábil doctor Balaguer, que tras, la caída del dictador se convirtió en el sempiterno presidente de la República Dominicana. Un libro para no perder las raíces, que ha sido llevado al cine.
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